Loft diáfano de unos 100 m2 en el barrio 22@ de Barcelona ubicado dentro de una promoción de la fábrica industrial, la Farinera de Can Gili Vell de 1877. La promotora entregó los apartamentos vacíos, equipados únicamente con una pequeña cocina y un baño.

Los propietarios, una pareja joven sin hijos, me encargaron el interiorismo completo de la vivienda y la construcción de una planta altillo aprovechando la altura del techo inclinado.

Para conseguir una altura mínima habitable la nueva estructura se diseña suspendida de las vigas existentes y se amplía con un voladizo ganado a la línea de pilares. El altillo volcado sobre el doble espacio acoge la zona de noche del loft formada por habitación, vestidor y baño con bañera vista y cabina de ducha y de inodoro cerradas e independientes para garantizar la privacidad de estos espacios.

Se accede a este espacio por una escalera volada y transparente de estructura metálica apoyada en la medianera.

La planta baja se destina a zona de día. Un mueble longitudinal, con iluminación indirecta inferior, bajo las ventanas relaciona los espacios de sala, comedor y estudio. La cocina lineal se completa con una isla de grandes dimensiones que ayuda a articular los distintos ambientes.

Se diseña todo el mobiliario fijo a medida aprovechando cada rincón para suplir la dificultad en estos espacios abiertos para encontrar espacios donde almacenar.

El carácter industrial del loft con grandes ventanales típicos de las fabricas de la época, cubierta inclinada de vigas de madera, pilares de fundición, se potencia con el uso de colores neutros y la iluminación indirecta.